Restaurante Caru´ Cu Bere, Bucarest (Rumanía)


Restaurante Caru´ Cu Bere, Bucarest (Rumanía)
Situado en el nº 5 de la céntrica calle Stavropoleos, en el casco antiguo o ciudad vieja de la capital, en el que disfrute el Miércoles 28 de Septiembre 2016 de una singular comida. Este lugar es muy fácil de encontrar, pese a que pueda resultar algo escondido, todo el mundo conoce y recomiendo visitar, este emblemático lugar.


Por supuesto que dispone de terraza y que se puede disfrutar de sus encantos culinarios al aire libre, pero merece la pena entrar a verlo, y también es muy recomendable quedarse a comer en su interior. El local está ubicado en una construcción muy antigua, de estilo medieval, con decoración de madera muy bien conservada, además de mantener toda su arquitectura original más tradicional.


Caru’ cu Bere traducido significa “Carro con cerveza”. Es una cervecería tradicional que fue fundada en 1879. Un par de décadas más tarde se trasladaron a la calle Stavropoleos donde siguen desde entonces. Se trata de un local muy especial cuya decoración y ambiente son los imanes perfectos para el turismo. Una vez sentados a la mesa nos fijamos en los detalles y disfrutamos del entorno. Paredes decoradas, cristaleras de colores y columnas arqueadas nos transportan a otra tiempo. Uno de sus símbolos es el viejo barman, un homenaje a alguien que trabajó incansablemente subiendo los barriles del sótano. La atmósfera es realmente especial y a ello contribuye no sólo una decoración única sino también la música en directo de un cuarteto de cuerdas, que amenizó durante toda la comida.


Es cierto que cuando se visita por primera vez una ciudad, no es evidente acertar con los restaurantes, pero aquí vinimos con recomendaciones expresas de varias personas, por lo que nuestra obligación fue la de cumplir con tantos consejos. Después de llegar sin reserva, tuvimos la suerte de ser rápidamente acomodados en su interior, ya que no quiero pasar por alto el detalle de que estaba rebosar de gente, tanto su terraza como en sus varias salas interiores. Además señalar en su interior, a un gran número de turistas, ávidos por contrastar todo aquello consultado en sus principales guías de turismo gastronómico de la ciudad.


Su secreto es una buena comida a unos precios imbatibles, no hay grandes pretensiones sino una cocina tradicional y honesta. Este restaurante ofrece la mejor relación calidad precio de todos los restaurantes que he encontrado en Bucarest, durante los pocos días que estuve en la ciudad. Llama la atención su carta, como a si a modo de periódico se tratase, ofrece una muy amplia gama de platos de cocina tradicional, además de ofrecer una muy buena variedad de vinos de este país. También quiero reconocer, que tal vez motivado por el cambio de divisa tan favorable hacia nuestra moneda (un Euros equivale en este momento a algo mas de 4 Lei) Me dio la grata impresión de que no iba a resultar muy cara la comida, y no me equivoque nada.


Entre todos los entrantes, opté por algo ligero y me decidí por declinar alguna de sus tan remendadas sopas tradicionales, para en su contra elegir champiñones horneados con queso local "Burduf". Un pequeño ten ten pié para acompañar y mejor saborear los primeros tragos, de un buen vino local elaborado en su totalidad con uva Riesling, elaborado por la prestigiosa bodega rumana, Jidvei.
También decir, que los camareros iban algo locos, el local estaba completamente lleno, pero pese a todo el servicio fue correcto, y el trato con el vino fue certero y profesional.


El plato principal que decidí tomar, fue un excelente solomillo de ternera acompañado de un arroz con verduras como guarnición y presentado con una nuez de mantequilla sobre una cortada de limón. Textura delicada, tierna, carne muy sabrosa de una enorme calidad, sinceramente fue un gran placer poder saborearla y disfrutarla hasta el último bocado. 


El punto y final lo puso el café, ya que no nos quisimos animar a tomar postre, tal ese haya sido nuestro error, pero en ese momento no eramos capaces de poder comer más, y ahora puede que me sienta algo culpable de no haber querido descubrir algún dulce típico.


Quiero guardar este mi visita a este lugar con mucho interés y cariño, ya que si alguna vez tengo ocasión de volver a visitar esta ciudad, mi voluntad será de descubrir aquellos nuevos platos y nuevas propuestas, que este reconocido restaurante pueda entonces ofrecerme. Y espero esta vez tener la fuerza de poder conocer mejor su parte más dulce, como seguramente lo sean sus postres.

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